Se abre la veda, la realidad virtual se ha convertido en el nuevo petróleo digital, en la carrera espacial de las nuevas tecnologías. Quien la domine, se hará el dueño del presente tecnológico. Pero basta de metáforas, hablemos de realidad.
Todo indica que la realidad virtual será el siguiente paso en la revolución tecnológica (más bien, “guerra tecnológica”), y ello lo comprobamos por los “bichos” que están trabajando en estos proyectos como Sony (con la marca Playstation), Samsung, HTC, Microsoft o Apple. Incluso los negocios online más importantes como Google, Facebook (quien ha adquirido Oculus Rift, el primer modelo de realidad virtual en videojuegos que hubo) o Amazon, también están desarrollando sus prototipos.
Pero, ¿por qué tanto revuelto durante los últimos meses? Hay que recordar que la realidad virtual ha existido desde hace muchos años, pero, hasta hoy, los avances en la tecnología no permitían tal inmersión realista de gráficos convirtiendo a la realidad virtual, en prácticamente algo que supera la realidad.
Hace unos años parecía que la realidad aumentada iba a ser el futuro de las nuevas tecnologías, pero todo quedó en el intento. O al menos, en un segundo plano para centrarse en el desarrollo de la realidad virtual, la que, como he comentado antes, con los nuevos avances se ha permitido un desarrollo casi perfecto. Microsoft, de todos modos, ha seguido confiando en la tecnología de la realidad aumentada para crear las Hololens, unas gafas que mezclan realidad virtual y realidad aumentada, que durante este año saldrán los primeros prototipos a la venta.
Lo que es seguro es que la realidad virtual seguirá creciendo durante los próximos años sin ningún tipo de límite. Gartner, la multinacional consultora y de investigación tecnológica, afirma que en el año 2020 se habrán vendido unas 40 millones de gafas de realidad virtual en todo el mundo. Incluso abordará muchos más sectores que a los que hoy va dirigidos principalmente, es decir, videojuegos y marketing. Al más puro estilo ciencia ficción, nuestro cerebro estará conectado en cualquier lugar del mundo y dispuesto a vivir experiencias inolvidables sin apenas movernos del sofá. ¿Y si se utilizara para formar parte de una reunión de trabajo?, ¿y si puedes estar con los tuyos en Navidad pese a vivir a más de mil kilómetros?, ¿y si las agencias de viajes pudiesen exponer experiencias de viajes exóticos sin apenas moverte de tu ciudad?, ¿y si pudieses formar parte del reparto de una película? Lo que hoy tenemos es tan sólo un “borrador”, en un futuro es posible que se pueda responder afirmativamente a estas preguntas.
Teniendo en cuenta nuestra ambición como ser humano y teniendo en cuenta el poder del capitalismo, realmente puede asustar el alcance que puede llegar a tener los avances en la realidad virtual. ¿Quién se hará el dueño del mayor trozo del pastel de la realidad virtual? No tardaremos mucho en saberlo. La guerra no ha hecho nada más que empezar y nosotros, los consumidores, también formaremos parte de ella siendo los que finalmente decidan el destino de esta tecnología.
Imagen: Nan Palmero