La identidad digital, va mucho más allá de los medios online, en la actualidad está presente en todos ellos. En la televisión, la radio o la prensa, porque ellos también son vehículos de transmisión de lo digital, y forman parte del mismo ecosistema, en el que también vivimos tú y yo. Los medios audiovisuales, los periódicos, utilizan las redes sociales, los tweets, los comentarios de sus seguidores para interactuar con ellos. El resto de organizaciones, las empresas, las personas de forma individual, tendrían que actuar de forma parecida. Cada uno a su nivel y dependiendo de los objetivos, de los intereses que se tengan, pero sin duda se debe tener muy en cuenta cómo quieres que te vean los demás, qué percepción tienen de lo que haces y dices.
Esconderse no es una alternativa, en el mundo digital no es posible. No lo es cuando está invadiendo cada parcela de nuestro espacio tradicional. Puedes quedarte en un rincón pensando que lo que haces o dices no se puede trasladar al escenario online, pero te garantizo que si tú no lo haces, alguien lo hará por ti. Si lo que opinas fuera es mínimamente interesante, es polémico o a alguien le beneficia perjudicarte, lo utilizará, no lo dudes. Por lo tanto la única alternativa posible es ser el gestor de cualquier charla sobre ti, tu marca y tus productos y para eso tienes que liderar esa conversación.
¿Y por qué soy tan pesado con este tema? Porque la estrategia digital es algo serio. Las consecuencias de los cambios que vivimos nos desbordan, y los que se avecinan amenazan con dejar a muchas empresas fuera del mercado, y a muchos trabajadores sin empleo. Esto es solo el principio de los gigantescas convulsiones que vamos a vivir en los próximos años: cambios que llegarán cada vez más rápido, de forma más brusca, sorpresivos.
Y como siempre, con los cambios llegan las oportunidades. Probablemente la desaparición de los dinosaurios es la razón de que hoy puedas leer estas líneas. La revolución digital permite que personas desconocidas creen o reinterpreten productos que les hacen inmensamente ricos. A una escala más pequeña permite que unos triunfen, donde sus competidores languidecen hasta resultar irrelevantes en términos de competencia. Oportunidades que se presentan, gigantescas, globales, al alcance de cualquiera.