¿Se puede vivir del arte?

El arte nos ha acompañado desde el comienzo de los tiempos. Nuestros antepasados ya hacían sus pinitos decorando con motivos cotidianos las cuevas en las que habitaban. Y desde entonces el arte, ha acompañado al hombre, evolucionando con él y diversificándose en múltiples disciplinas. PIntura, cine, teatro, escritura, música forman parte de la industria creativa. 

Además del lado creativo, lúdico. El arte es un negocio. No es algo imprescindible para la existencia, de consumo básico, pero sin embargo, es una fuente importante de beneficios y de empleo con millones de personas que trabajan directa o indirectamente, en sectores como el editorial, la televisión o el cine. 

¿Se puede vivir del arte, de la creatividad? 

Sí, sí se puede vivir de la industria del arte, de todo lo que la sustenta y distribuye. Datos de la Unesco confirman que la industria de la creatividad y la cultura dan empleo a 29,5 millones de personas en todo el mundo, lo que supone el 1% de la población y unos beneficios de 2,25 millones de dólares al año

Se trata pues, de una industria que genera grandes beneficios y que tiene que incentivarse. Fomenta el desarrollo de las ciudades y la economía digital, pilar del emprendimiento, un terreno en el que se desenvuelve muy bien la gente joven, que crea y consume contenidos de calidad. En la actualidad, además de cultivar el talento, hay que asegurar los derechos de autor, para proteger y fomentar la innovación y a los creadores.

El sector de la música

En España, según Promusicae, en 2017 las ventas de música subieron en España casi un 9%, por encima de la media mundial, alcanzando los 232 millones de euros. También crecieron las suscripciones de pago en las plataformas de streaming, hasta superar el millón y medio. Sin embargo, muy pocos artistas reciben pagos significativos a través ellas. La venta de discos y los conciertos siguen siendo la principal fuente de ingresos.

¿Qué cobran los artistas de las plataformas? Spotify, Apple iTunes y Pandora, las más populares de pagan al artista 0.0044 dólares, 0,00783 dólares y 0,00134 dólares por reproducción, respectivamente. El resto de plataformas, YouTube, Amaxon, Deezer y Google Play Music.  0,0007 dólares, 0,0040 dólares, 0,0064 dólares y 0,0068 dólares.

El sector editorial

En cuanto al sector editorial, en 2017 se publicaron 87.292 nuevos títulos, un 7,3% más que el año anterior. El 31% fueron ediciones digitales. Un formato que adquiere cada vez más importancia. Una opción cada vez más popular es la autoedición, por ejemplo Amazon, que permite al autor percibir un mayor porcentaje de los beneficios en las ventas, que pueden alcanzar el 12%, sobre el 5% que ofrece una editorial.

Artistas plásticos

La forma tradicional de promocionar y vender pintura o escultura es a través de la galería, pero en la actualidad, la tecnología permite hacer todo eso a través de una web y las redes sociales. Según un informe de La Caixa, el valor de las obras vendidas en galerías en 2016 no llegó a los 5.000 euros, con un precio medio por obra entre 100 y 500 euros, para los que no es su principal ingreso, y para los que sí lo es entre 1.000 y 5.000 euros.

¿Qué deben hacer los artistas?

Para evitar la intermediación, los propios artistas deberían gestionar sus obras. Aprovechar el tirón de las redes sociales para darse a conocer. Mostrar su creación a través de una página web y promover la venta online. Utilizar plataformas que les permitan globalizar su obra y tener un blog para interactuar con los usuarios. Tienen que aprovechar la tecnología para acercarse a los posibles clientes.

 

Qué son los Data Broker

Continuamente dejamos huella de nuestro paso por Internet, cada vez que hacemos una búsqueda, compramos online, contratamos una tarjeta de crédito, una wifi o participamos en una encuesta. Los datos que dejamos en los formulario de registro. 

Pero no solo eso, también dejamos un rastro con todas las reacciones o comentarios en Redes Sociales. En cualquier documento que un organismo haya volcado en Internet. Toda esa información, esos datos que aparentemente pasan inadvertidos, como si no tuvieran importancia, son procesados por los Data Broker. Y no es que sean importantes, son valiosísimos, porque ofrecen un perfil muy ajustado de nuestra situación económica, social, política, amorosa… y cada vez más gracias a los algoritmos que utilizan las empresas que los recaban.

Esta información es la que los intermediarios, los Data Broker venden a terceros. Empresas que venden productos y servicios, y que con estos datos envían la publicidad adecuada a cada perfil, a cada potencial cliente, personalizándola todo lo posible. 

¿Hasta que punto los datos se toman sin nuestro permiso? Es importante leer las condiciones y términos de uso que nos muestran cuando aparecen las cookies.

¿Todos los datos están disponibles?

España es uno de los países más proteccionistas. La ley General de Telecomunicaciones y la de Servicios de la Sociedad de la Información se encargan de velar por los derechos de los usuarios. Desde el año pasado si una empresa que no tiene domicilio en la UE presta servicios o monitoriza a usuarios europeos, tiene que someterse a las leyes europeas de protección de datos y tiene que asignar un representante.

Es obligatorio que en los consentimientos de cesión de datos se establecezcan los fines a los que se destinarán. Y además no puede denegarse la prestación del servicio para conseguirlo. El problema surje porque las políticas de privacidad son poco accesibles y muy confusas, dada la diversidad de servicios que ofrecen las empresas.

Según la LOPD hay tres niveles básicos de seguridad en los ficheros. El básico se aplicará a los ficheros que solo contengan datos identificativos y a todos los niveles medio y alto de seguridad. Eso es datos como nombre, edad, sexo, fecha de nacimiento, domicilio, teléfono, correo electrónic o número de la seguridad social. 

En el nivel medio de seguridad, se aplicará esta protección a ficheros que contengan datos de solvencia patrimonial, operaciones de crédito o financieras. Por ejemplo, datos de seguridad social, patrimonio, sanciones y también antecedentes penales o currículums.

El nivel alto de seguridad se aplica a datos especialmente protegidos, afiliación sindical y política, religión y creencias, origen racial, salud, alimentación, bajas laborales o vida y práctica sexual.

Hay que vender

Las empresas quieren vender tanto como puedan, es obvio. Y también que para hacerlo necesitan conocer mejor a los usuarios, sus gustos y preferencias, para que acaben siendo sus clientes. La tecnología permite personalizar al máximo el mensaje que se lanza a cada usuario. Es por eso que las inmensas bases de datos son un tremendo negocio, que permite acumular datos de todo tipo que se cruzan, analizan y comparten.

En Estados Unidos se dió un caso, el relacionado con las Soccer Mom, término con el que se define a las madres que acompañan a sus hijos al fútbol. Este deporte es minoritario en el país y es practicado generalmente por gente de alto nivel adquisitivo. Un segmento muy apetitoso para las empresas de productos y servicios de alta gama, que solo tendrían que comprar esa valiosa información. 

Las empresas encargadas de recabarla fueron denunciadas. Su defensa ante el Senado americano fue que conseguir e investigar estos datos no afectaba a la vida de los usuarios. De hecho esgrimían que en realidad, era un beneficio para ellos recibir publicidad solo de cosas que les interesaban de verdad. Además, aseguraron, los usuarios sabían que sus datos se iban a vender a terceros.

Para proteger de alguna manera al usuario hace años se instó al Congreso norteamericano a que aprobara leyes que permitieran acceder a los usuarios a las bases de datos centralizadas y tener acceso a la información obtenida. 

Otro caso fue el de la empresa Exact Data, que en 2017 aseguró tener los datos de 1,8 millones de musulmanes, que ofreció a Amnistía Internacional por algo más de 126.000 euros. La empresa aseguraba además, tener datos de 200 millones de estadounidenses categorizados entre otras, por religión y raza.

¿Hasta qué punto es ético comerciar los datos? 

La mayoría de veces no pasa de ser una molestia en forma de publicidad. El problema es cuando esa  información pueda vulnerar algún derecho fundamental, que se atente contra la privacidad de las personas. También hay que pensar en la seguridad, en lo que podría ocurrir si esas bases de datos son atacadas y quedan al descubierto en manos inadecuadas. Imaginemos lo que podría ocurrir a alguien categorizado como problemático en su trabajo, con su salud o con un historial económico complicado. Sin saberlo, se encontraría con una serie de trabas, a la hora de pedir un préstamo o hacerse un seguro de salud.

Algunos expertos opinan que hay que pedir a las webs a las que se les han cedido datos, que por seguridad los eliminen. También que las empresas limpien los datos de los usuarios cada cierto tiempo de forma automática.

En Europa hay apenas medio centenar de empresas que recopilan datos, a nivel mundial más, aunque es una cantidad incierta. No hay mucha información sobre ellas, que en cambio, lo saben todo de nosotros. Cualquier dato, por insignificante que nos parezca, convenientemente cruzado y elaborado es extremadamente valioso.

En cualquier caso, los Data Broker no tienen el monopolio en el acceso a los datos de los consumidores. Sensores situados en las calles comerciales que permiten seguir a través del wifi a los usuarios de Smartphone como Turnstyle Solutions en Toronto, lo que permite conocer sus rutas, hábitos de consumo y de vida. O iBeacon que sigue la señal de los móviles de sus clientes en las tiendas Apple Store y centros comerciales que se lo permiten. No son las únicas formas de conocer los hábitos de los potenciales clientes, lo más valioso para una empresa. Y sigue siendo muy importante llegar el primero, ofreciendo justo lo que necesita cada uno.

 

 

De la cueva al audiolibro

La voz es el instrumento que más fácilmente transmite nuestro pensamiento. Hablar es una prolongación de pensar, dicho de una manera muy simple. Todo lo que tiene que ver con la activación de soportes a través de ella lleva tiempo experimentando un crecimiento importante. Es lo que está ocurriendo con la industria de los audiolibros. Una o varias voces nos cuentan una historia. Tan antiguo como la existencia de la humanidad. ¿Acaso no ha crecido y aprendido escuchando historias mucho antes de que existiera la escritura?

Los audiolibros atraviesan un buen momento de popularidad desde hace unos años. No se trata de algo novedoso, desde principios del siglo pasado se han contado historias en vinilo, pero lo cierto es que la presencia de los Smartphones y sus amplias prestaciones han contribuido a su éxito. Aquello que parecía ser la muerte de la lectura, se está convirtiendo en su mejor aliado.  

Según datos de Storytel para España, la mayoría de usuarios utilizan audiolibros cuando se hace deporte, o tareas domésticas. Historia, misterio, suspense y desarrollo personal son las temáticas más populares. Un dato curioso es que cada vez hay más usuarios que "leen" a través de este medio en la cama antes de irse a dormir, momento de relax, en el que no se hacen dos cosas a la vez. Es decir, que se está introduciendo como un nuevo formato de lectura sin más. 

¿Por qué tienen tanto éxito los audiolibros?

Porque podemos escuchar un libro en cualquier sitio, a la hora que nos apetezca. Sin más actividad que compaginar, haciendo otras cosas, aprovechando ratos muertos, solos o rodeados de gente. Y sin hacer más esfuerzo que escuchar, porque no hay que tomarse la molestia de leer, ya que nos lo dan hecho. Solo necesitamos un soporte móvil, algo que hoy en día tiene cualquiera.

Para los reticentes a los cambios, los expertos aseguran que produce en el organismo las mismas respuestas que la lectura de un libro tradicional. Dependiendo de la complejidad del contenido desde luego, y la atención que se le pueda prestar, pero es una buena manera de consumir contenido que además se puede personalizar regulando la velocidad a la que se reproduce.

Los primeros intentos de reproducir el sonido

Seguramente hubo antes otros intentos de grabar el sonido, la voz, pero hasta 1857, no se patentó lo que se considera el primer aparato capaz de registrarla, aunque no de reproducirla. Fue el fonoautógrafo de Leon Scott. La primera grabación de la que se tiene constancia data de 1860. En el mismo año se grabó una voz humana con el fonoautógrafo de Martinvile y la voz de Edison con su fonógrafo en 1877, que permitía grabar y ahora sí, reproducir el sonido. 

Apenas un año después, en 1888, aparece la revolución en aquel momento, el gramófono. Creado por Emile Berliner utilizaba como novedad un disco plano, superando el cilindro del fonógrafo.

Los orígenes de los audiolibros se remontan a los años 30. Hay que esperar hasta 1940, para ver la aparición del disco de vinilo, que permitía una gran mejora en la calidad del sonido y duraba más. El vinilo fue el método de reproducción musical más utilizado en el siglo XX, que empezó a decaer en las décadas finales con la aparición de los discos compactos.  

En este siglo apareció la cinta de casete, creada por Philips en 1963, con gran éxito debido a su portabilidad, su precio y su tamaño. Basados en el funcionamiento del casete, a partir de ese momento se produjeron otros inventos como el microcasete, el minicasete, el VHS, casete compacto digital o mini DV.

En los ochenta, el CD, disco compacto que permite almacenar de forma digital todo tipo de datos, desplazó al vinilo y al casete. Y si el CD revolucionó el audio, la llegada del formato mp3, un formato que compresión de audio digital creado por Brandenburg, Popp y Grill en 1986,  supuso un antes y un después.

El iPod, reproductor de audio digital portatil aparece en 2001 comercializado por Apple. Los altavoces inalámbricos habilitados para voz, Echo de Amazon o Google Home también sin soportes que permiten escuchar audiolibros. 

Los audiolibros han conseguido recuperar "lectores"

Gracias a los soportes portátiles los audiolibros han recuperado el hábito de la "lectura", solo que en un formato diferente. La Audiobook Publishers Association habla de un aumento del 33% en la publicación de audiolibros en 2017, con respecto al año anterior. En 2018, se registraron aproximadamente 50,000 audiolibros en Estados Unidos con un crecimiento del 20% en sus ventas respecto a años anteriores.

Es tan importante el crecimiento, que algunos autores se plantean este formato como primera opción para publicar. En el mercado estadounidense casi un cuarto de la población ha escuchado al menos un audiolibro al mes, generando más de 2.500 millones de dólares en ventas, con un incremento del 33% con respecto al año anterior. En el sector destacan empresas como Audible o Storytel. 

Audible es una empresa que vende audiolibros digitales, audios de revistas, periódicos y también información y programación educativa en Internet. Fue creada por Donald Katz en 1997 y desde ese momento ha ofrecido más de 300.000 contenidos descargables. Amazon la compró en 2008. Una de sus ventajas es que se puede descargar la app a cualquier dispositivo.

En 1997 lanzó el primer reproductor de audio digital portátil de 4 MB, con dos horas de audio en formato .aa. En 2003 consiguió tener en su catálogo libros de iTunes Music Store. Con Audible Air, lanzado al mercado en 2005 se podían descargar los audiolibros de forma directa e inalámbrica a Smartphones con actualizaciones automáticas en las descargas. Desse 2012 con Whispersync for Voice se puede intercambiar la lectura en Kindle y escuchar el audiolibro y con Inmersion Reading se sabe qué texto se ha narrado en el audiolibro. Más facilidades aún en 2015, cuando Audible estuvo disponible en Echo de Amazon. En 2016 nace Audible Channels, con podcasts. 

Según datos de la propia empresa, en 2017 sus usuarios habían escuchado más de mil millones de horas en contenidos. Ahora mismo cuenta con unos 380.000 abonados frenta a los 20.000 que tenía hace solo cinco.

Storytel, creada por Jonas Tellander y Joan Hobson en 2005. En aquel momento el soporte que pretendían usar, el móvil, no tenía las funcionalidades actuales. Tampoco era conocido el sistema de suscripción, lo que hizo que su proyecto se anticipara a los requerimientos tecnológicos necesarios. Después de arruinarse en 2008 tuvieron una nueva oportunidad tras la confianza que un inversor depositó en su modelo de negocio.

Además de estas dos exitosas empresas en el sector son muy conocidos el Proyecto Gutemberg, la primera biblioteca digital nacida en 1971 y que comercializó el primer libro electrónico. Ofrece más de 55.000 títulos gratuitos de dominio público, en cuya grabación participan voluntarios.

LibriVox es otra plataforma no comercial para descargar libros con licencia de dominio púlico que se pueden escuchar en cualquier dispositivo o grabar en CD. 

Ivoox dispone de una gran colección de audios de libre descarga o para escuchar online. Permite crear listas y suscribirse para mantenerse informado de las novedades, guardar para escuchar en otro momento o compartir textos.

Desde 2014 existe el Instituto Deyan de Arte y Tecnología Vocal, el primer campus y escuela del mundo en el que se enseña el arte y la tecnología de la producción de audiolibros.

Y junto al audiolibro el Podcasting también se convierte en un gran negocio, cada vez más exitoso. Según datos de Audiobook Publishers Association casi un 25% de los estadounidenses escuchan uno al menos una vez al mes. Tal es su éxito que empresas como Audible, Scribd o Tunein tienen su propia unidad de podcast interna. 

Nos gusta leer, y nos lo ponen fácil y barato, así es que no tenemos más opciones que rendirnos a los audiolibros.

Imagen: Casey Fiesler