Casi siempre nos relacionamos con la misma gente, en la vida personal y laboral. Pero para ampliar nuestro círculo hay que dar algunos pasos, para llegar a un público diferente y potencial cliente. ¿Cómo se puede hacer?
La clave es acercarse a personas con las que tenemos intereses comunes. Suponen además de una gran enseñanza una manera de abrir nuestro abanico de contactos. Aquello de que hay que tener amigos hasta en el infierno. Llegar a estas personas no es tarea fácil, y desde luego el proceso tiene que ser como una inversión a largo plazo. Son un tesoro que hay que cuidar porque nos van a ayudar a entrar en su grupo, son la puerta de acceso.
Hay un pero, y es que a nosotros esa persona o personas influyentes nos interesan mucho, pero ¿y al revés? En una relación tan desigual, ¿qué podemos aportar? Prueba a hacer una lista con aquellas personas a las que te vendría bien acercarte. Sabes de sobra en qué te pueden ayudar. Ahora piensa en qué puedes ofrecer tú, qué les resultaría interesante de ti o tu negocio. Con esa propuesta es con la que te tienes que presentar.. Huelga decir que de forma elegante, a ser posible en encuentros escogidos a través de alguien conocido o en un ambiente en el que haya algo en común para ambos.
Una manera interesante es acudir a eventos en los que construir relaciones. Lo mejor si tienes claro a quién quieres dirigirte es ir a alguno pequeño, en el que acercarte a personas de tu interés sea más fácil. Piensa también en el esfuerzo que pueda suponerte, a nivel económico y de tiempo, y elige bien. Tampoco parece muy adecuado ni razonable estar siempre en eventos. Tenemos que trabajar.
Y por supuesto, causar una buena impresión es fundamental. Es importante conocer la historia de esa persona, su trayectoria, para intentar encontrar algún punto en el que despertar su interés. Una vez conseguido, tener preparado un guión de tus proyectos, puede ser muy útil para llevar una conversación que pueda ser provechosa.