A menudo cuando hablamos de lo digital nos encontramos con empresas que consideran tener modelos de negocios que pueden enfrentarse sin dificultades a sus potenciales competidores digitales, existan o no. Los dos tipos más característicos son aquellos que fabrican productos físicos y los que basan su actividad en la cercanía al consumidor. ¿Son invulnerables a lo digital este tipo de negocios? Depende, pero si planteamos un escenario a medio plazo, 5 a 15 años, las posibilidades de que puedan soportar el embate de competidores con una clara orientación digital, se reduce notablemente. Por supuesto siempre que hablamos de nuevos modelos, estamos creando oportunidades no existentes con anterioridad, que cualquiera puede aprovechar.
En los próximos años veremos cómo muchos productos se crearán en el propio domicilio o en negocios especializados, que serán capaces de fabricar prácticamente cualquier producto, en un rango amplísimo de materiales, que irán desde los plásticos o cerámicos, pasando por los metálicos u orgánicos. Los productos se «imprimirán» en nuevos dispositivos, como hoy lo hacemos con una carta o un libro sobre un papel en una impresora tradicional. Pensemos en cómo puede afectar a la cadena de producción o la logística esta forma de operar. Actualmente estas impresoras 3D pueden crear una silla, motores simples, joyas o incluso armas. Esto ha ocurrido en el lapso de los últimos 2 ó 3 años. ¿Qué ocurrirá a 10 años vista? Es difícil imaginarlo siquiera.
¿Desaparecerán los fabricantes tradicionales? Por supuesto que no, muchos llevan años preparándose para los cambios que vienen. Formar parte de los que deciden su futuro es una decisión que sólo depende de nosotros mismos.