Premio Nobel de Química 2019 para Stanley Whittingham, John Goodenoguh y Akira Yoshino

Hace más de cuarenta años, coincidiendo con la crisis petrolífera de 1970 empezaron a buscarse otras formas de energía alternativa que no dependieran de los combustibles fósiles. Estos tres científicos, Stanley Whittingham, John Goodenoguh y Akira Yoshino han sido galardonados con el Nobel de Química 2019, como inventores de la batería de ion-litio recargable, con la que funcionan muchos de los aparatos tecnológicos que utilizamos en la actualidad. Además, como anécdota, Whittingham se convierte a sus 97 años, en la persona más longeva en recibir el premio.

La evolución hasta la actual batería de ion-litio es la siguiente. Stanley Whittingham, profesor de la Universidad Estatal de Nueva York, creó en 1976 una primera batería funcional de litio, material rico en energía que descubrió cuando investigaba los superconductores, con sulfito de titanio. Introdujo el concepto de electrodos de inserción, fundamental para que el dispositivo fuera recargable. El problema es que si se sobrecargaba podía explotar. 

John Goodenoguh, físico alemán-estadounidense, consiguió en 1980, duplicar el potencial de esa batería de litio, de dos a cuatro voltios. Identificó y utilizó un material basado en el óxido de cobalto en vez de un sulfuro, lo que hacía más potente la batería. Las baterías de iones de litio se comercializaron enseguida, un año después, en las primeras videocámaras portátiles de Sony.

En 1985, Akira Yoshino terminó de mejorar el concepto, utilizando iones de litio que hicieron el proceso más seguro. La batería no estaba basada en reacciones químicas, sino en iones de litio que fluyen entre ánodos y cátodos. Además permitía que pudiera recargarse cientos de veces. Se convirtió en la primera batería de iones de litio viable para comercializar.

La Academia ha valorado su contribución asegurando que "Las baterías de iones de litio han revolucionado nuestras vidas desde que llegaron al mercado en 1991. Han sentado las bases de una sociedad inalámbrica, libre de combustibles fósiles, y son de gran beneficio para la humanidad”.  A pesar de tener impacto en el entorno, contribuyen a desarrollar tecnologías más limpias y permiten el almacenamiento con fuentes renovables, lo que conlleva una reducción en las emisiones de gases efecto invernadero.

 

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