¿Qué es un Producto Mínimo Viable?

¿Qué es un Producto Mínimo Viable? También conocido por Mínimo Producto Viable (MPV), del inglés Minimum Viable Product (MVP), es lo que tradicionalmente hemos conocido como un prototipo, que puede ser tanto de un producto como de un servicio. Es el desarrollo mío de lo que quiere desarrollar una empresa. Se trata de construir un producto que puede tener las características mínimas pero suficientemente funcionales como para que los usuarios puedan ver el valor que tiene y a través de la opinión que den sobre él, seguir desarrollándolo en base a las verdaderas necesidades y no a la imagen ideal que tenemos en la cabeza. 

En ocasiones el MVP podría ser simplemente una maqueta o un diseño sobre el papel. Es lo mínimo que tienes que mostrar a los usuarios para que descubran las ventajas de tu producto. El MPV es un primer proyecto, la versión final del producto o servicio vendrá después de cambios y ajustes.

En el modelo tradicional de creación de productos es diferente. Habitualmente se lanza una versión muy depurada del producto, aunque luego pueda ser mejorada. La intención es saber en el plazo más breve posible que tienes algo que interesa al mercado, que no estás construyendo castillos en el aire. Obviamente no es lo mismo hacer un proyecto web sencillo, que planear la colonización de Marte, pero el concepto del MVP es el mismo.

El concepto del MVP irrumpe con fuerza hacia el 2000, no el del prototipado que es casi tan antiguo como la humanidad. Es un mecanismo de los procesos Lean, que trata de tener algo operativo de la forma más simple posible. Un MVP era una manera de ofrecer un producto novedoso, a la vez que reduces los riesgos que conlleva el desarrollo, al disponer de una "muestra" de lo que podía ser.

¿Por qué es interesante mostrar un MPV?

Las empresas que empiezan, las startups lo utilizan sobre todo porque supone de entrada un esfuerzo mínimo en coste y poco a poco dependiendo del acogimiento de la idea, van financiando el proyecto con la búsqueda de inversores. Se trata de empresas pequeñas que tienen que aprovechar al máximo el capital humano, el tiempo y el dinero. Esta filosofía, como puedes imaginar, es aplicable a prácticamente cualquier actividad empresarial, a proyectos institucionales o incluso personales.

El MVP supone una mínima inversión en dinero y un gran ahorro en trabajo cualificado, que de no salir adelante, no será una pérdida que condicione futuros proyectos. Al estar pendiente de la interacción con el usuario, el desarrollo será muy ágil, y tomará nota de primera mano, de las necesidades reales de los futuros clientes de una forma más rápida.

Un MVP permite comenzar a captar cuota de mercado en una fase temprana. Se genera interés y esa es la mejor publicidad para lanzar un nuevo producto. Aún más importante, cuando hablamos de pequeños proyectos, startups y empresas con una financiación muy reducida. Es importante despertar el interés que puedan tener los usuarios, que hoy prueban, mañana utilizan y después difunden su descubrimiento. Más aún si estos usuarios son referentes para algún colectivo.

Cómo crear tu MVP

1. Piénsalo
Concreta esa idea que tienes en la cabeza de tal forma que puedas desarrollarla de menos a más. También es necesario tener un plan de negocios básico. Incluye solo aquellas funcionalidades que lo hacen único, lo esencial para que tenga sentido para tus usuarios.

2. Busca ideas
Cuando has pensado tu producto has pensado en una necesidad, en un público. Ahora es el momento de saber qué piensan ellos. Dirígete a empresarios o personas que conozcan bien el campo en el que quieres triunfar, cuéntales lo básico de tu idea y escucha lo que digan.

3. Busca financiación
Empiezas con lo básico y desde abajo, pero algo de dinero se necesita. Ráscate el bolsillo, tira de familia, amigos o un pequeño préstamo, algo hay que invertir. A veces es suficiente solo con tu tiempo.

4. Diséñalo
Tienes un proyecto, unas cuantas sugerencias, algo de dinero. Hay que darle forma, ahora toca construir la primera versión.

5. Pruébalo
Lo tienes que testar con usuarios, necesitas el feedback de quienes vayan a ser tus clientes. Puede que al principio te desanimes, porque habrá críticas, problemas y cuestiones que ni te habías planteado y que tendrás que solucionar para que salga adelante.

7. Repite el proceso
Repite los pasos 4 y 5 todas las veces que sea preciso, hasta que tengas algo suficientemente depurado. Hasta que estés seguro de que tus futuros clientes quieren eso que has creado, que lo desean.

Imagen: Сергей Гладкий en Pexels 

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