Qué son los Data Broker

Continuamente dejamos huella de nuestro paso por Internet, cada vez que hacemos una búsqueda, compramos online, contratamos una tarjeta de crédito, una wifi o participamos en una encuesta. Los datos que dejamos en los formulario de registro. 

Pero no solo eso, también dejamos un rastro con todas las reacciones o comentarios en Redes Sociales. En cualquier documento que un organismo haya volcado en Internet. Toda esa información, esos datos que aparentemente pasan inadvertidos, como si no tuvieran importancia, son procesados por los Data Broker. Y no es que sean importantes, son valiosísimos, porque ofrecen un perfil muy ajustado de nuestra situación económica, social, política, amorosa… y cada vez más gracias a los algoritmos que utilizan las empresas que los recaban.

Esta información es la que los intermediarios, los Data Broker venden a terceros. Empresas que venden productos y servicios, y que con estos datos envían la publicidad adecuada a cada perfil, a cada potencial cliente, personalizándola todo lo posible. 

¿Hasta que punto los datos se toman sin nuestro permiso? Es importante leer las condiciones y términos de uso que nos muestran cuando aparecen las cookies.

¿Todos los datos están disponibles?

España es uno de los países más proteccionistas. La ley General de Telecomunicaciones y la de Servicios de la Sociedad de la Información se encargan de velar por los derechos de los usuarios. Desde el año pasado si una empresa que no tiene domicilio en la UE presta servicios o monitoriza a usuarios europeos, tiene que someterse a las leyes europeas de protección de datos y tiene que asignar un representante.

Es obligatorio que en los consentimientos de cesión de datos se establecezcan los fines a los que se destinarán. Y además no puede denegarse la prestación del servicio para conseguirlo. El problema surje porque las políticas de privacidad son poco accesibles y muy confusas, dada la diversidad de servicios que ofrecen las empresas.

Según la LOPD hay tres niveles básicos de seguridad en los ficheros. El básico se aplicará a los ficheros que solo contengan datos identificativos y a todos los niveles medio y alto de seguridad. Eso es datos como nombre, edad, sexo, fecha de nacimiento, domicilio, teléfono, correo electrónic o número de la seguridad social. 

En el nivel medio de seguridad, se aplicará esta protección a ficheros que contengan datos de solvencia patrimonial, operaciones de crédito o financieras. Por ejemplo, datos de seguridad social, patrimonio, sanciones y también antecedentes penales o currículums.

El nivel alto de seguridad se aplica a datos especialmente protegidos, afiliación sindical y política, religión y creencias, origen racial, salud, alimentación, bajas laborales o vida y práctica sexual.

Hay que vender

Las empresas quieren vender tanto como puedan, es obvio. Y también que para hacerlo necesitan conocer mejor a los usuarios, sus gustos y preferencias, para que acaben siendo sus clientes. La tecnología permite personalizar al máximo el mensaje que se lanza a cada usuario. Es por eso que las inmensas bases de datos son un tremendo negocio, que permite acumular datos de todo tipo que se cruzan, analizan y comparten.

En Estados Unidos se dió un caso, el relacionado con las Soccer Mom, término con el que se define a las madres que acompañan a sus hijos al fútbol. Este deporte es minoritario en el país y es practicado generalmente por gente de alto nivel adquisitivo. Un segmento muy apetitoso para las empresas de productos y servicios de alta gama, que solo tendrían que comprar esa valiosa información. 

Las empresas encargadas de recabarla fueron denunciadas. Su defensa ante el Senado americano fue que conseguir e investigar estos datos no afectaba a la vida de los usuarios. De hecho esgrimían que en realidad, era un beneficio para ellos recibir publicidad solo de cosas que les interesaban de verdad. Además, aseguraron, los usuarios sabían que sus datos se iban a vender a terceros.

Para proteger de alguna manera al usuario hace años se instó al Congreso norteamericano a que aprobara leyes que permitieran acceder a los usuarios a las bases de datos centralizadas y tener acceso a la información obtenida. 

Otro caso fue el de la empresa Exact Data, que en 2017 aseguró tener los datos de 1,8 millones de musulmanes, que ofreció a Amnistía Internacional por algo más de 126.000 euros. La empresa aseguraba además, tener datos de 200 millones de estadounidenses categorizados entre otras, por religión y raza.

¿Hasta qué punto es ético comerciar los datos? 

La mayoría de veces no pasa de ser una molestia en forma de publicidad. El problema es cuando esa  información pueda vulnerar algún derecho fundamental, que se atente contra la privacidad de las personas. También hay que pensar en la seguridad, en lo que podría ocurrir si esas bases de datos son atacadas y quedan al descubierto en manos inadecuadas. Imaginemos lo que podría ocurrir a alguien categorizado como problemático en su trabajo, con su salud o con un historial económico complicado. Sin saberlo, se encontraría con una serie de trabas, a la hora de pedir un préstamo o hacerse un seguro de salud.

Algunos expertos opinan que hay que pedir a las webs a las que se les han cedido datos, que por seguridad los eliminen. También que las empresas limpien los datos de los usuarios cada cierto tiempo de forma automática.

En Europa hay apenas medio centenar de empresas que recopilan datos, a nivel mundial más, aunque es una cantidad incierta. No hay mucha información sobre ellas, que en cambio, lo saben todo de nosotros. Cualquier dato, por insignificante que nos parezca, convenientemente cruzado y elaborado es extremadamente valioso.

En cualquier caso, los Data Broker no tienen el monopolio en el acceso a los datos de los consumidores. Sensores situados en las calles comerciales que permiten seguir a través del wifi a los usuarios de Smartphone como Turnstyle Solutions en Toronto, lo que permite conocer sus rutas, hábitos de consumo y de vida. O iBeacon que sigue la señal de los móviles de sus clientes en las tiendas Apple Store y centros comerciales que se lo permiten. No son las únicas formas de conocer los hábitos de los potenciales clientes, lo más valioso para una empresa. Y sigue siendo muy importante llegar el primero, ofreciendo justo lo que necesita cada uno.

 

 

¿Qué ocurre con nuestros datos en la red?

Que las Redes Sociales y las grandes plataformas saben mucho más de los usuarios que ellos mismos es una realidad. Los datos son algo valiosísimo, por el provecho que se puede sacar de ellos. De hecho es la base de algunos negocios Los usuarios somos convertimos en un preciado producto. Pero esos datos que saben de nosotros, ¿para qué se utilizan?

Cada vez que entramos en una web las cookies obtienen información de nuestra actividad online. Al propietario de la web le llega información sobre nuestra IP, el tiempo que estamos conectados, cómo utilizamos un sitio concreto, si somos habituales y muchos más datos jugosos e interesantes. En ocasiones empresas ajenas a la web pagan para poder instalar sus cookies para obtenerlos y es posible que esos datos acaben siendo vendidos a terceros. Es decir, que no sabemos dónde y para qué se utilizará esa información que se conoce de nosotros. Las opciones para protegerse son no aceptar las cookies, lo que conlleva no poder navegar por algunas páginas o bien borrarlas de nuestro dispositivo.

Con las Redes Sociales ocure algo parecido. Por ejemplo, Facebook tiene muchos datos proporcionados por el propio usuario, pero también los obtiene de la interacción entre las personas, lo que le permite ir afinando el perfil de cada uno. La información es analizada y clasificada por algoritmos que nos definen como consumidores, una información muy valiosa para enviarnos justo la publicidad que nos puede interesar. 

Eso desde el ordenador porque si entramos desde el smartphone y tenemos instalado el messenger, el sistema puede activar de forma remota la cámara y el micro, acceder a mensajes y fotografías y seguir elaborando un perfil mucho más ajustado. 

Tampoco somos excesivamente conscientes de lo delatador que resulta permitir a Google el acceso a nuestra ubicación en nuestros teléfonos, el uso las redes wifi o las cámaras de video vigilancia que encontramos en cualquier lugar. Incluso con algo tan inocente como utilizar una tarjeta de fidelización hece que se produzca una conexión entre nuestros datos personales y bancarios con un cierto patrón de consumo.

Algo que también ocurre con los electrodomésticos inteligentes que tenemos en el hogar, que conocen y almacenan nuestros hábitos, datos nuevamente son valiosos para cualquiera que quiera vendernos productos y servicios que ni siquiera pensamos necesitar. 

A algunas personas este comercio de datos no les resulta un problema, incluso consideran que es un beneficio, porque les permitirá tener una mejor atención, más personalizada precisamente porque está basada en esa información. Pero, ¿y si no queremos que eso ocurra? ¿cómo evitar que sin saberlo, información sensible salga a la luz? Lo único cierto es que nuestra vida queda expuesta de una manera que por el momento, no podemos controlar.

 

 

   

Estrategia digital: Analítica web  

"Los publicistas que ignoran la investigación son tan peligrosos como los generales que hacen caso omiso de las señales decodificadas al enemigo".

David Ogilvy
Pionero publicitario, fundador de Ogilvy Group

¿Hay magia en una cifra de ventas? ¿Te emocionan los números cuando progresan como imaginabas? ¿Y cuando lo hacen mejor? La analítica web trata de números principalmente y de lo que significan para tu negocio. Números que describen lo que ocurre con el tráfico en tu web, en tus campañas y el comportamiento de los usuarios. La analítica nos ofrece los métodos necesarios para tratar los datos, descubrir lo qué funciona y lo que debes corregir. A un nivel básico cualquier gestor puede utilizar herramientas analíticas, ya que la información se presenta de una forma que es accesible. Pero si se pretenden lograr buenos resultados ya es una labor de expertos. El especialista en analítica web es un perfil escaso y muy demandado en la actualidad. Es un profesional que idealmente contará con una sólida formación en estadística y profundos conocimientos del entorno digital, para coordinar su trabajo con los departamentos de programación, marketing y ventas principalmente.

La herramienta líder para el análisis de datos e la web es Google Analytics. Un plugin, un pequeño código que se instala en tus páginas, envía datos a los servidores de Google, donde podrás consultar gran cantidad de información de los usuarios y su comportamiento a través de multitud de estadísticas.

Hay muchas otras herramientas para el análisis de la web, tanto gratuitas como de pago. Algunas nos ofrecen una representación visual de la información, mientras que otras permiten experimentar, evaluar el comportamiento de los usuarios y las opciones de los procesos, establecer relaciones entre variables y datos, hacer análisis regresivos o previsiones. Con las herramientas más avanzadas se puede testar la respuesta emocional de los consumidores, analizar su voz o en qué centra su atención visual.

Por ejemplo opciones como Clicky me parecen muy interesantes. Además de ofrecer información de tráfico en tiempo real, también aporta datos de las palabras clave y el posicionamiento, así como otras soluciones descritas en el párrafo anterior. Tiene una versión gratuita con características limitadas y el plan que da acceso a todas las funcionalidades cuesta unos 15 dólares al mes.

Sin información no hay reacción, ni mejora, ni posibilidades de competir.