Cómo empezó la piratería musical, y cómo solucionarla.

"La industria del disco rehusó invertir en el futuro de la distribución de música, así que un puñado de adolescentes la crearon en su lugar. Seguro que algunos de esos adolescentes eran ideológicamente altruistas, pero otros estaban en ello por la excitación."

Así es como plantea Stephen Witt su versión de cómo empezó la piratería en esta interesante entrevista de El Confidencial. La historia de Witt es una de más de las muchas versiones de como llegamos al punto actual, pero la esencia en esa frase anterior: ocurrió porque se daban las condiciones. Punto. Sin más vueltas ni interpretaciones. Los más jóvenes empezaron a copiar CDs muy pronto, a piratearlos,  ya que no era como copiar las cintas de casete, en este formato la calidad era idéntica.

La llegada del MP3 trajo consigo la posibilidad de tener música de una buena calidad en un CD o un disco duro, en el que se podían almacenar miles de canciones en el espacio en el que antes entraban unas pocas decenas. Las ventajas eran enormes: inmediatez, posibilidad de descargar y compartir, una calidad aceptable… Si a ello le sumamos el hecho de que la industria no se enteró de qué iba todo aquello, de hecho parece que ni ahora lo hace, entonces se daban las condiciones para que la tormenta perfecta amenazara en el horizonte. En unos pocos años la industria de la música, la de los contenidos en general cambió completamente.

20 años despues algo ha cambiado, tenemos Netflix o Spotify, pero la industria en lugar de hacer de todo esto un gigantesco negocio para ellos, en la que intermediarios como los mencionados tengan el mínimo peso posible, continúa intentando torcerle la mano a los consumidores. No es posible y hay pocas probabilidades de que lo sea.

No debería haber ningún intermediario entre la industria musical, el cine, la televisión y los consumidores. Estos podrían ser los distribuidores, los organizadores de la información, y los beneficiados por hacerlo. En realidad casi no hace falta que la industria cuente con una gigantesca plataforma tecnológica: con que piensen en una fórmula para que los usuarios se autoregulen, que publiquen lo que quieran y de la forma que les apetezca siguiendo unas normas muy básicas, y que acudan periódicamente a liquidar una parte de los ingresos obtenidos. Que solo piensen en ello, nada más y que pongan las canciones a 5 céntimos, seguro que es más de lo que les ofrece Spotify, y así faciliten la forma de crear emisiones en streaming pagando cuotas muy bajas, y dejen que millones de personas creen servicios que producirán un renacimiento de la música tal y como la conocemos. Los gigantes de la distribución no tendrán más remedio que adaptarse o morir y una buena parte del dinero irá a las manos de los creadores, que son los que mayor tajada deberían de sacar.